Ortografía
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domingo, 28 de abril de 2019
Égloga I: Garcilaso de la Vega
1. Presentación de un vídeo sobre la égloga 1: El dulce lamentar de dos pastores
2. Lectura de un fragmento de la égloga y su respectivo análisis poético.
El dulce lamentar de dos pastores,
Salicio juntamente y Nemoroso,
he de contar, sus quejas imitando;
cuyas ovejas al cantar sabroso
estaban muy atentas, los amores,
(de pacer olvidadas) escuchando.
Tú, que ganaste obrando
un nombre en todo el mundo
y un grado sin segundo,
1agora estés atento sólo y dado
el ínclito gobierno del Estado
Albano; agora vuelto a la otra
parte,
resplandeciente, armado,
representando en tierra el fiero
Marte;
- Contextualización
- Resumen
- Tema
- Estructura externa (métrica)
- Estructura interna
- Conclusión (intertextualidad)
miércoles, 24 de abril de 2019
Soneto XV de Garcilaso
1. Lee el siguiente poema y realiza el comentario poético tal y como estamos llevando a cabo en clase siguiendo los puntos de a continuación:
Pista para entender el soneto al completo:
- Contextualización
- Resumen
- Tema
- Estructura interna
- Estructura externa (métrica)
- Conclusión
Si quejas y lamentos pueden tanto
que enfrenaron el curso de los ríos
y en los diversos montes y sombríos
los árboles movieron con su canto;
que enfrenaron el curso de los ríos
y en los diversos montes y sombríos
los árboles movieron con su canto;
si
convertieron a escuchar su llanto
los fieros tigres y peñascos fríos;
si, en fin, con menos casos que los míos
bajaron a los reinos del espanto,
los fieros tigres y peñascos fríos;
si, en fin, con menos casos que los míos
bajaron a los reinos del espanto,
¿por
qué no ablandará mi trabajosa
vida, en miseria y lágrimas pasada,
un corazón comigo endurecido?
vida, en miseria y lágrimas pasada,
un corazón comigo endurecido?
Con más piedad debría ser escuchada
la voz del que se llora por perdido
que la del que perdió y llora otra cosa
la voz del que se llora por perdido
que la del que perdió y llora otra cosa
Pista para entender el soneto al completo:
Soneto XV de Garcilaso evoca la figura de Orfeo, célebre músico
que, apenado tras el fallecimiento de su esposa Eurídice, con su dolorido
canto logró enternecer a los animales salvajes y los
elementos de la naturaleza (a esto aluden los vv. 1-6), y luego bajó a los
infiernos para tratar de rescatarla de la muerte (vv. 7-8). El yo lírico pondera su dolor considerándolo
superior al de Orfeo, pues si este lloraba la pérdida de un bien ajeno a su
persona (su esposa), él llora la pérdida de sí mismo.
martes, 23 de abril de 2019
Repaso de la novela de caballerías
1. Visionado del siguiente vídeo y puesta en común entre los alumnos.
2. Esquema por pequeños grupos sobre las características principales de este tipo de novela.
3. Lectura de un fragmento de la obra Amadís de Gaula. A partir de la lectura, realiza el resumen, tema y organización de ideas.
2. Esquema por pequeños grupos sobre las características principales de este tipo de novela.
3. Lectura de un fragmento de la obra Amadís de Gaula. A partir de la lectura, realiza el resumen, tema y organización de ideas.
"Partido el rey Perión de la Pequeña Bretaña, como ya se os
contó, de mucha congoja era su ánimo atormentado, así por la gran soledad que
de su amiga sentía, que mucho de corazón la amaba, como por el sueño que ya
oísteis que en tal sazón le sobreviniera. Pues llegado en su reino envió por
todos sus ricos hombres y mandó a los obispos que consigo trajesen los más
sabedores clérigos que en sus tierras había, esto para que aquél sueño le
declarasen. Como sus vasallos de su venida supieron, así los llamados como
muchos de los otros, a él se vinieron con gran deseo de lo ver, que de todos
era muy amado y muchas veces eran sus corazones atormentados, oyendo las
grandes afrentas en armas a que él se ponía, temiendo de lo perder, y por esto
deseaban todos tenerlo consigo, mas no lo podían acabar, que su fuerte corazón
no era contento sino cuando el cuerpo ponía en los grandes peligros. El rey
habló con ellos en el estado del reino y en las otras cosas que a su hacienda
cumplían, pero siempre con triste semblante de que a ellos gran pesar
redundaba, y despachados los negocios, mandó que a sus tierras se volviesen, e
hizo quedar consigo tres clérigos que supo que más sabían en aquello que él
deseaba, y tomándolos consigo se fue a su capilla, y allí en la hostia sagrada
les hizo jurar que en lo que él les preguntase verdad le dijesen, no temiendo
ninguna cosa por grave que se le mostrase. Esto hecho mandó salir fuera al
capellán y él quedó solo con ellos. Entonces les contó el sueño como es ya
divisado y dijo que se lo soltasen lo que de ello podía ocurrir. El uno de
éstos, que Ungan el Picardo había de nombre, que era el que más sabía, dijo:
—Señor, los sueños es cosa vana y por tal deben ser tenidos, pero pues os place que en algo este vuestro tenido sea, dadnos plazo en que lo ver podamos. —Así sea —dijo el rey—, y tomad doce días para ello.
Y mandólos apartar que se no hablasen ni viesen en aquel plazo. Ellos echaron sus juicios y firmezas cada uno como mejor supo y llegado el tiempo viniéronse para el rey, el cual tomó aparte a Alberto de Campania y díjoles:
—Ya sabéis lo que me jurasteis, ahora decid.
—Pues vengan los otros —dijo el clérigo—, y delante de ellos lo diré. —Vengan, dijo el rey, e hízolos llamar. Pues siendo así todos juntos, aquél dijo:
—Señor, yo te diré lo que entiendo. A mí parece de la cámara que era bien cerrada y que viste por la menor puerta de ella entrar, significa estar éste tu rey no cerrado y guardado, que por alguna parte de él te entrara alguno para te algo tomar y así como la mano te metía por los costados y sacaba el corazón y lo echaba en un río, así te tomará villa o castillo y lo pondrá en poder de quien haber no lo podrás.
—¿Y el otro corazón —dijo el rey—, que decía que me quedaba y me lo haría perder sin su grado?
—Eso —dijo el maestro—, parece que otro entrará en tu tierra y te tomará lo semejante, más constreñido por fuerza de alguno que se lo mande que de su voluntad, y en este caso no sé, señor, que más os diga.
—Señor, los sueños es cosa vana y por tal deben ser tenidos, pero pues os place que en algo este vuestro tenido sea, dadnos plazo en que lo ver podamos. —Así sea —dijo el rey—, y tomad doce días para ello.
Y mandólos apartar que se no hablasen ni viesen en aquel plazo. Ellos echaron sus juicios y firmezas cada uno como mejor supo y llegado el tiempo viniéronse para el rey, el cual tomó aparte a Alberto de Campania y díjoles:
—Ya sabéis lo que me jurasteis, ahora decid.
—Pues vengan los otros —dijo el clérigo—, y delante de ellos lo diré. —Vengan, dijo el rey, e hízolos llamar. Pues siendo así todos juntos, aquél dijo:
—Señor, yo te diré lo que entiendo. A mí parece de la cámara que era bien cerrada y que viste por la menor puerta de ella entrar, significa estar éste tu rey no cerrado y guardado, que por alguna parte de él te entrara alguno para te algo tomar y así como la mano te metía por los costados y sacaba el corazón y lo echaba en un río, así te tomará villa o castillo y lo pondrá en poder de quien haber no lo podrás.
—¿Y el otro corazón —dijo el rey—, que decía que me quedaba y me lo haría perder sin su grado?
—Eso —dijo el maestro—, parece que otro entrará en tu tierra y te tomará lo semejante, más constreñido por fuerza de alguno que se lo mande que de su voluntad, y en este caso no sé, señor, que más os diga.
lunes, 22 de abril de 2019
Soneto XIII analizado en clase. (Garcilaso de la Vega)
A Dafne ya los brazos le crecían, y en luengos ramos vueltos se mostraban; en verdes hojas vi que se tornaban los cabellos que al oro escurecían.
De áspera corteza se cubrían los tiernos miembros, que aún bullendo estaban; los blancos pies en tierra se hincaban, y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño, a fuerza de llorar, crecer hacía el árbol que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño! ¡Que con lloralla crezca cada día la causa y la razón por que lloraba!
Análisis del contenido
Se trata del soneto XIII, un poema de tema mitológico
del poeta renacentista castellano Garcilaso de la Vega, una de las figuras más
representativas de la lírica española. En él se recrea un episodio de
las Metamorfosis de Ovidio: la ninfa Dafne, perseguida por el dios Apolo,
se convierte en laurel.
La utilización de los mitos es uno de los motivos
recurrentes en la poesía castellana renacentista, así como la aparición en la
métrica castellana de una forma estrófica italiana, el soneto, que Garcilaso
traerá a España.
El tema del poema es el amor imposible, inalcanzable,
que provoca en el amante un dolor muy intenso, pero no podemos olvidar, que el
soneto en sí, es la descripción de la metamorfosis de Dafne.
Por lo que respecta a la estructura, cabe decir que un
soneto es una estrofa de estructura rígida que, normalmente, suele hacerse
corresponder con una especial distribución del contenido. Garcilaso ha descrito
en los dos cuartetos el proceso de transformación de la ninfa Dafne en árbol y
ha reservado los tercetos para expresar el sentimiento de dolor que
experimentaba el desconsolado Apolo al comprobar cómo sus lágrimas vertidas
riegan el árbol y lo hacen crecer. El último terceto identifica el dolor sin
consuelo de Apolo con el dolor de Garcilaso, y en general, de cualquier amor
perdido.
Análisis de la forma
Garcilaso de la Vega ha utilizado en este poema la
estructura métrica del soneto, poema estrófico de catorce versos
endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. La rima es
consonante y su distribución es la siguiente: ABBA/ ABBA/ CDE/ CDE.
Si nos detenemos en el análisis del texto propiamente
dicho, llama la atención la perfecta estructuración de ambos cuartetos que una
estructura paralelística formada por cuatro pluralidades:
Aspecto humano Aspecto no humano (vegetal)
brazos
luengos ramos
cabellos
verdes hojas
tiernos
miembros
áspera corteza
blancos
pies
torcidas raíces
La disposición de estos elementos es, igual que
ocurría en las oraciones, quiasmática (es decir, en equis). Como vemos, se
contraponen dos aspectos de una misma realidad: Dafne; estos dos aspectos
suponen dos momentos del proceso de la mutación que sufre la
protagonista: aspecto humano / aspecto no humano (vegetal)
Estos elementos se distribuyen de la siguiente manera:
A Dafne ya los brazos le
crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que al
oro escurecían.
En este primer cuarteto, los elementos humanos abren y
cierran la estrofa, mientras los elementos vegetales quedan encerrados en los
dos versos interiores. Predomina lo humano, pero lo vegetal permanece
escondido, en embrión, a la espera del segundo paso en la metamorfosis
definitiva.
En la segunda estrofa, las cosas cambian:
De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros,
que aún bullendo estaban;
los blancos pies en
tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.
Es lo vegetal, la corteza y las raíces, lo que recubre
en este caso la sencilla estructura del cuarteto. En medio, los elementos
humanos parece que pugnan desesperadamente por sobrevivir ante los designios
implacables de los dioses.
Como hemos señalado antes, la estructura métrica del
soneto ha determinado la disposición del contenido. Garcilaso describe en los
dos cuartetos la transformación de la ninfa en árbol y para ello utiliza
violentos hipérbatos con los que pretende mostrar la violencia que supuso la
transformación de la ninfa en árbol. Igual que la ninfa se convierte en un
árbol retorciéndose de dolor, los elementos de la oración se retuercen y
alteran su estado habitual. Un buen ejemplo es el primer verso: “A Dafne ya los
brazos le crecían” cuyo orden debería ser: “Los brazos ya le crecían a Dafne”.
Llama también la atención el estilo plenamente verbal.
Los verbos están colocados en una posición destacada del verso, provocando el
efecto métrico de la rima, con lo cual se resalta el aspecto dinámico del
cuarteto.
La adjetivación, sin ser excesiva, sirve para mostrar
las características de los elementos vegetales, destacando el epíteto “verdes
hojas”.
Por otra parte, aparece también un elemento de la
descripción del tópico de la dama renacentista: “los cabellos que al oro
escurecían”, donde una hipérbole ponderativa viene a recordar el viejo tópico
de la dama rubia como el oro. Esta característica, “cabello rubio” junto a los
“tiernos miembros” y “blancos pies” que aparecerán más adelante, completan el
cuadro de la dama frágil y bellísima que los poetas solían recrear, lo que
acrecienta más la violencia de la transformación.
Por medio de estos recursos, que aparecen
también en el otro cuarteto, Garcilaso consigue que la transformación de Dafne
en laurel aparezca ante nuestros ojos de una manera muy viva y real.
Favorece esta interpretación la observación de los
adjetivos que acompañan a los nombres: “tiernos” y “blancos” para referirse a
los elementos humanos, remarcando más la característica de fragilidad y “áspera”
y “torcidas”, para referirse a los elementos vegetales, reforzando la imagen de
dureza, crueldad.
Si observamos los verbos, podemos ver también cómo
sirven para manifestar la violencia de la transformación. Mientras los
elementos vegetales van acompañados de verbos que sugieren modificación
envolvente “se cubrían”, “se volvían”, los elementos humanos llevan consigo
verbos que tienen connotaciones de lucha: “que aún bullendo estaban” ,
“se hincaban”.
El primer terceto hace referencia directa al final del
mito. Se alude de manera perifrástica al dios Apolo (“Aquel que fue la causa de
tal daño”) y a cómo al ver convertida en laurel a su amada, llora
desconsoladamente y sus lágrimas, al caer al suelo, riegan la planta, por lo
que ésta crece con rapidez.
En el segundo terceto, el poeta se hace eco del dolor
del personaje mítico y proclama emocionalmente la intensidad de su sufrimiento
amoroso, por medio de exclamaciones retóricas. El mito pasa a tener valor
universal y personal: el sufrimiento amoroso es inagotable porque el dolor hace
surgir de nuevo el dolor, igual que las lágrimas de Apolo hacen crecer el árbol
en que se convirtió Dafne.
Conclusión
Garcilaso de la Vega, en este soneto, ha escogido un
mito clásico, cuyo significado, el amor inalcanzable, tiene relación con su
propia experiencia humana. La composición, modelo de perfección técnica y de
elaboración, pertenece sin duda a su época de madurez, cuando tras su estancia
en Nápoles, ha asimilado el italianismo poético.
Comentario del soneto XI de Garcilaso de la Vega
Hermosas
ninfas, que, en el río metidas,
contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de vidrio sostenidas;
contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de vidrio sostenidas;
agora
estéis labrando embebecidas
o tejiendo las telas delicadas,
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas:
o tejiendo las telas delicadas,
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas:
dejad un
rato la labor, alzando
vuestras rubias cabezas a mirarme,
y no os detendréis mucho según ando,
vuestras rubias cabezas a mirarme,
y no os detendréis mucho según ando,
que o no
podréis de lástima escucharme,
o convertido en agua aquí llorando,
podréis allá despacio consolarme.
o convertido en agua aquí llorando,
podréis allá despacio consolarme.
Esta composición lírica es
una de las mejores y más conocidas del poeta toledano Garcilaso de la Vega
(1501-1536), introductor, junto con Boscán, de la lírica renacentista de
influencia italiana y máximo exponente de este movimiento poético durante la
primera mitad del siglo XVI. Garcilaso representa al perfecto cortesano
renacentista del que hablaba Baltasar de Castiglione, pues conjuga en su
persona “armas y letras”. Considerado como el primer poeta moderno por su
tratamiento del tema amoroso, cultivó una poesía intimista, melancólica, cuyo
estilo se caracteriza por la claridad, la naturalidad y el buen gusto.
Su producción literaria,
exclusivamente poética, es breve; en metros italianistas: tres églogas, dos elegías,
cinco canciones, una oda, una epístola y treinta y ocho sonetos. El poema que
nos ocupa es el soneto XI y está dedicado probablemente a Isabel Freyre, dama
portuguesa de la reina y musa de su poesía. Este poema lírico, perteneciente a
su época de plenitud (iniciada a partir de 1532), demuestra el perfecto manejo
del arte italianista que poseía Garcilaso.
En este poema de Garcilaso
encontramos los tópicos renacentistas. El ideal estético renacentista, la
belleza integrada en la naturaleza armónica (locus amoenus). Referida tanto a
los seres mitológicos (hermosas ninfas, que contentas habitáis…), como a
la naturaleza idealizada (relucientes piedras, columnas de vidrio). El
tema del amor, como eje central, que en este caso refleja la inconsolable
desdicha del poeta.
Garcilaso encarna los valores del
hombre renacentista, hombre de armas (muere defendiendo a su rey) y poeta (en
contacto con la corriente literaria renacentista italiana). Al modo del amor
cortés, llora la muerte de su musa (Isabel Freyre), como lo hizo Francisco
Petrarta con Laura. Su obra es publicada, a modo de apéndice en la obra de un
amigo, siete años después de su muerte.
Se trata, pues, de un soneto
escrito por Garcilaso de la Vega (1501 ó 1503 – 1536), de influencia
petrarquista, la lírica italiana que a lo largo del siglo XVI se extiende por
Europa. La conoció durante su estancia en Nápoles, de ella se embebe y la
introduce en España.
Es una obra lírica, escrita en
verso. La forma de elocución que predomina es la descripción en la que expresa
de modo subjetivo, en estilo directo y en primera persona, la inmensa tristeza
de su alma..
En cuanto al tema del soneto, el
poeta se dirige a unas ninfas que viven a la orilla del río y les pide que
dejen la labor en la que están entretenidas para escuchar lo que quiere
contarles. Les promete que no las entretendrá demasiado de sus ocupaciones
habituales, porque es triste lo que les explicará, que o bien él se deshará en
lágrimas o bien ellas, de tan tristes, dejarán de escucharle.
El tema del texto es la tristeza
incontrolable del poeta.
Si analizamos el poema, en su
estructura interna distinguimos dos partes:
a) invoca a las ninfas y describe
sus moradas (primer cuarteto) y sus actividades (segundo cuarteto);
b) pide que les escuche y revela
el motivo de su invocación (dos tercetos).
Se suele tomar el soneto como
un texto poético de carácter argumentativo, en el que se presenta una idea
(aquí, primer cuarteto); se desarrolla (segundo cuarteto y primer terceto) y se
concluye (última estrofa). Entre los cuartetos, esta relación temática se
comprueba en este caso con el uso del anafórico esto (vv.4 y 5). Como
ya ha sido explicada la idea principal en el párrafo anterior, nos detendremos
ahora en fijarnos en qué elementos dotan de cohesión al poema.
(MÉTRICA)
En lo que respecta a la métrica,
el soneto está formado por dos cuartetos y dos tercetos, compuestos por catorce
versos endecasílabos, de arte mayor. Su rima es consonante. Su esquema métrico
es 11A, 11B, 11B, 11A; 11A, 11B, 11B, 11A; 11C, 11D, 11C; 11C, 11D, 11C.
Vs. 1, 8 sinalefa y sinéresis.
Vs. 4, 5, 7, 11, 12, 13, 14 sinalefa.
(ANÁLISIS PLANO FÓNICO,
MORFOSINTÁCTICO Y SEMÁNTICO)
(Plano fónico: RECURSOS
LITERARIOS)
Hermosas ninfas que, en
el río metidas,
contentas habitáis en las
moradas
de relucientes piedras
fabricadas
y en columnas de vidrio
sostenidas;
agora estéis labrando
embebecidas,
o tejiendo las telas delicadas;
agora unas con otras
apartadas,
contándoos los amores y las
vidas;
dejad un rato la labor,
alzando
vuestras rubias cabezas a
mirarme,
y no os detendréis mucho según
ando;
que o no podréis de lástima
escucharme,
o convertido en agua aquí
llorando,
podréis allá de espacio
consolarme.
|
Figuras literarias
De orden:
Vs. 1, 3, 4 hipérbaton.
De repetición:
Vs. 5 y 7 anáfora.
De significado:
Vs. 1 epíteto.
Vs. 9 imprecación.
Vs. 13 hipérbole.
|
Figuras literarias: hipérbaton
(v. 12 “no podréis de lástima escucharme”), hipérbole (v. 13 “convertido
en agua aquí llorando”), antítesis (v. 12 y 14 “o no podréis… o… podréis”)
(PLANO MORFOSINTÁCTICO)
Utiliza un vocabulario sencillo
con el que consigue transmitir un intenso sentimiento doloroso. Lo vemos en la
utilización de sustantivos comunes. Los adjetivos resaltan la belleza del
escenario: epítetos como “hermosas ninfas”, “relucientes piedras”, “rubias
cabezas”.
Los verbos señalan claramente las
dos partes del poema: los dos primeros cuartetos contienen verbos en presente
de indicativo, al comienzo del primer terceto utiliza el imperativo (“dejad”)
para terminar utilizando el futuro imperfecto.
En cuanto al tipo de sintaxis,
abundan las oraciones coordinadas.
El poema comienza con una
invocación a las ninfas y una proposición subordinada adjetiva que abarcará los
dos cuartetos. En ellos hay coordinadas copulativas, disyuntivas y
distributivas. El primer terceto se inicia con un verbo en imperativo, le sigue
una yuxtaposición y una coordinada copulativa y termina con una subordinada
adverbial consecutiva.
Nos encontramos con dos
encabalgamientos; uno suave en los v. 2 y 3, y uno abrupto en el v. 9 y 10.
(PLANO SEMÁNTICO: localizar
campos semánticos)
El tema del texto condiciona el
uso de sustantivos y adjetivos relacionados con el amor y la fé. De esta forma
encontramos términos relacionados con la naturaleza: río, moradas, piedras;
naturaleza con la que se alía el autor para reconocer sus amores y
preocupaciones
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