Se trata de una violencia que afecta a las mujeres por el
mero hecho de serlo. Constituye un atentado contra la integridad, la dignidad y
la libertad de las mujeres, independientemente del ámbito en el que se produzca.
Se entiende por violencia de género cualquier
acto violento o agresión, basados en una situación de desigualdad en el marco
de un sistema de relaciones de dominación de los hombres sobre las mujeres que
tenga o pueda tener como consecuencia un daño físico, sexual o psicológico,
incluidas las amenazas de tales actos y la coacción o privación arbitraria de
la libertad, tanto si ocurren en el ámbito público como en la vida familiar o
personal. (Ley 11/2007, del 27 de julio, gallega para la prevención y el
tratamiento integral de la violencia de género).
El concepto "violencia de género" da
nombre a un problema, que incluso hace poco, formaba parte de la vida personal
de las personas; era considerado un asunto de familia que no debía trascender
de puertas para fuera y, por lo tanto, en el que no se debía intervenir.
Entender la violencia como un asunto personal refuerza a las mujeres a una
situación de subordinación respeto del hombre e implica asumir las relaciones
de poder históricamente desiguales entre ambos y a través de las cuales se
legitima al hombre a mantener su status-quo de la dominación incluso a través
de la violencia. Esta percepción contribuye a que las mujeres no denuncien su
situación por miedo, vergüenza o culpabilidad.
La discriminación de las mujeres y la
violencia de género (como la manifestación más brutal de las desigualdades
entre hombres y mujeres) es un problema que traspasa fronteras y que está
presente en la mayor parte de los países del mundo con la particularidad de que
las vivencias del maltrato son enormemente parecidas en todos los lugares y
culturas.
Debe recordarse que la violencia es una
estrategia de relación aprendida, no es innata. Si esto fuera así, todas las
personas serían violentas o todas las personas ejercerían la violencia de la
misma manera y en el mismo grado; sin embargo, no siempre la empleamos en
nuestras relaciones: hablamos, negociamos, pactamos, tratamos de comprender el
punto de vista de la otra persona y finalmente llegamos a un acuerdo, aunque no
obtengamos el que en principio queríamos.
Los maltratadores son selectivos en el
ejercicio de la violencia, lo que demuestra que son capaces de controlarse en
cualquier otra situación.
¡Reflexionemos un poco!
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