miércoles, 13 de febrero de 2019

Poesía épica: Mester de juglaría


1. Presentación de un poema épico:


2. Exposición teórica:

Un poema épico o epopeya es un texto literario que narra en verso las hazañas de un héroe. Las distintas manifestaciones de la épica a lo largo de la historia presentan algunos rasgos comunes:

  • Oralidad: las epopeyas se difunden por medio del canto o la recitación pública. Con frecuencia, se trata de poemas de autores cultos que han recibido diferentes nombres según la época y el ámbito geográfico: aedos, rapsodas, juglares…


  • Exaltación del héroe: el protagonista es un guerrero que representa los valores de una comunidad y se ofrece a los receptores como modelo de comportamiento. Se pretende establecer una identificación ideológica entre el héroe y el auditorio, con el fin de afianzar su conciencia o identidad nacional.


  • Recreación de un mundo aguerrido y violento: estos poemas surgen en periodos de expansión bélica de una comunidad. En ellos imperan cualidades como el valor, la fuerza, la determinación, la astucia y la lealtad.


  • Carácter legendario: los poemas épicos presentan con frecuencia un remoto trasfondo histórico. Se lleva a cabo la adicción de elementos fantásticos o maravillosos.


Mester de juglaría:

El Mester de Juglaría nace aproximadamente en el siglo XII, en plena Edad Media, y tendría vigencia hasta finales de esta etapa, acabando el siglo XV. Su nombre lo recibe por parte del juglar, persona que recitaba poemas y cantares de memoria, para lo que se debía de valer de técnicas específicas o usar la improvisación de ser necesario.

El Mester de Juglaría tuvo su principal apogeo durante el siglo XII, antes de tener que rivalizar con el Mester de Clerecía, mucho más culto y trabajado. La función del juglar era sencilla: entretener a su público. Para ello, de ser necesario, no solo recitaría, haría cualquier cosa por mantener a las gentes atentas a sus historias. Por eso cantaría, actuaría, bailaría, haría malabarismos e incluso contaría chistes si hacía falta.

Por lo general, además de la función de entretenimiento, también hacía cierta labor de información, puesto que los cantares se basaban en hechos populares. De hecho, se hicieron muy famosos los cantares de gesta con héroes como el Cid. Es más, en España, estos poemas eran bastante realistas, en Europa solían estar aderezados con tintes fantásticos.

Las características del Mester de Juglaría fueron suficientemente importantes como para considerar una especie de escuela en sí misma. De ellas podemos destacar:

  • El juglar era la persona que interpretaba la obra y la recitaba. Se valía de su propio estilo y de su creatividad para narrar los poemas.
  • No se solía conocer al autor. Al contrario que sucede en el Mester de Clerecía, por ejemplo, aquí se sabe que el juglar era quien recitaba, tal vez escribía e incluso recopilaba información, seguramente del imaginario colectivo, pero su nombre no era importante.
  • La temática es otra de las características importantes. Generalmente se narraban hechos de la vida cotidiana con toques fantásticos. No obstante, en la zona española los cantares de gesta, los cantos épicos y los poemas amorosos eran los favoritos por juglares y público.
  • La rima de los poemas se caracterizaba por ser irregular, monorrima y asonante. En general, utilizaban series ilimitadas de versos de entre 10 y 18 sílabas, aunque el de 16 era el más habitual, agrupados en estrofas que se dividían en dos hemistiquios o partes con una cesura o pausa central.
  • El lenguaje que usaban era bastante vulgar, exento de cultismos, buscando recitar con fuerza narrativa, pero comunicando con simpleza para llegar al público poco educado. Se usaban mucho las exclamaciones y los epítetos, pero muy limitado en cuanto a recursos estilísticos.
  • Las fuentes solían ser anónimas y de carácter oral y popular. Eran modificadas a conveniencia para dirigirlas a un pueblo iletrado y ávido de historias épicas.




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