martes, 18 de febrero de 2020

Comentario de La Regenta

LA REGENTA

La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegado a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate, agarrada a un plomo.

Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. 

1. Resumen
2. Tema
3. Organización de ideas
4. Localización: autor, obra, movimiento y género


Leopoldo Alas "Clarín"







Diferencias en el siglo XIX


jueves, 13 de febrero de 2020

Comentario: Misericordia, Galdós

RESUMEN Y DATOS DE LA OBRA:

Breve Resumen
La novela titulada Misericordia, escrita por Benito Pérez Galdós se puede considerar una novela de tipo contemporánea. En la que Galdós, nos narra con todo tipo de detalles la pésima situación en la que viven Doña Paca (una rica burguesa arruinada tras la muerte de su marido), y Benina su criada. La historia está ambientada en Madrid a finales del siglo XIX.
Resumen
El principal personaje de la historia es la “seña” Benina que es la criada de doña Paca (viuda y con dos hijos: Antoñito y Obdulia), las dos viven en una penosa situación de pobreza. Las dos se quieren mucho, y Benina la quiere tanto que llega a pedir por las calles. Benina no quiere que doña Paca se entere, y la hace creer que trabaja de cocinera en la casa de un sacerdote imaginario llamado don Romualdo. Benina establece una bonita amistad con un moro ciego, llamado Almudena. 
Antoñito se casó, y se fue de casa dejando a Benina y a doña Paca (su madre) solas. Obdulia también se casa pronto pero sufre mucho con su marido Luquitas, que se emborracha y trasnocha a menudo. El ciego Almudena se interesa mucho por su amiga Benina, y la explica como podría conseguir el dinero que tanto necesita para poder comer. Almudena le dice a Benina que intente conseguir el dinero haciendo brujerías pero nunca se llega a atrever. 
El ciego Almudena vive también en unas condiciones malas, vive con una pobre borracha, Pedra, huérfana que vive con el ciego por lastima de éste. Benina visita a Obdulia y le ayuda un poco económicamente, ya que a ella también le atenaza la pobreza.
Frasquito es natural de Algeciras, es inofensivo, inútil e infeliz. Había disfrutado de una buena vida pero se arruinó y ahora se está muriendo de hambre, estaba pasando malos tragos. Benina también le ayuda a Frasquitos aunque no sirve de mucho, ya que Benina también está mal económicamente. Además Frasquito se puso enfermo, y Benina le hospeda para cuidarle, ya que el vive solo.
Benina recibe un préstamo de una conocida, y logra mantenerse ella, mantener a Frasquito y a doña Paca por un buen periodo de tiempo. Benina al proporcionar ayuda económicamente a todo el mundo, pronto vuelve a las andadas, a quedarse sin dinero. El ciego Almudena confiesa su amor hacia Benina y le pide que se case con él, pero ella intenta cambiar de tema para no tener que responderle.
El ciego Almudena y Benina pasean juntos hacia la nueva casa de Almudena, y son apedreados por unos gitanos. Las piedras les alcanzan a ambos, pero le llegan ha hacer más daño al ciego. El ciego sigue insistiendo en que Benina se case con él y se vaya con él a su tierra. Benina y Almudena son detenidos por la policía ya que son pillados mendigando por la calle. Mientras tanto a doña Paca le ha correspondido una buena herencia, que le otorga el arzobispo Don Romualdo, curiosamente de igual nombre que el inventado por Benina. Con esa ayuda económica, doña Paca, sus hijos, yerno y nuera, y don Frasquito se disponen a dar un giro de 360º, para salir al fin de la miseria que les atrapa.
Doña Paca se pone muy nerviosa ya que su criada, Benina, no llega a su hora. Paca se entera de que Benina le ha engañado y pedía limosna por las calles y también que Benina y Almudena están en el Asilo Municipal (la cárcel).
Doña Paca ante la necesidad y la desesperación contrata a una nueva criada llamada Hilaria, recomendada por su nuera Juliana, luego también Obdulia contrata una doncella llamada Daniela que es muy trabajadora. Benina y Almudena consiguen salir del asilo, y doña Paca y su familia se avergüenzan de ella. Benina al ver el panorama que había se marcha sin protestar, con el ciego Almudena (que esta afectado por la peste). Doña Paca se va a mudar de casa. Benina a pesar de que su señora se haya avergonzado de ella, la sigue queriendo mucho.
Frasquito Ponte llegó un dia a la nueva casa a la que se había mudado Paca, para expresar lo que pensaba de la injusticia de Juliana (mujer de Antonio, hijo de Paca)sobre como había tratado a Benina, y al salir, cayó muerto por causa del traumatismo que le había causado la caída que tuvo con el caballo. Benina y Almudena viven juntos. 
Personajes
Benina: Es el principal personaje de la novela. Es una señora muy práctica, que sabe moverse muy bien con los medios con los que dispone. Poco habladora, muy humilde, paciente y resignada con su posición social.
Doña Paca: Es la representación de la nobleza venida a menos. Su situación es penosa debido que no sabe organizarse y administrarse. 
Almudena: Es un ciego marroquí que está enamorado de Benina. Es más joven que ella. Viene de una familia muy rica.
Frasquito Ponte: Es un conocido de Obdulia. Su edad no se sabe, pero dice que se conserva muy bien. Trata a Benina como de una santa se tratase y la llega a comparar con una emperatriz.
Obdulia: Es la hija de doña Paca. Se casó con Luquitas, un trabajador de la funeraria. Resultó ser un hombre bebedor y mujeriego. Su matrimonio con Obdulia duró poco ya que esta se canso, y se fue a vivir con doña Paca, cuando esta recibió la herencia.
Antonio: Es el hijo de doña Paca. Antes de volver de la mili, Antonio, era un chico que robaba a su madre dinero con el que divertirse, pero al volver de la mili, donde se convierte en una persona, más educado y decente.
Juliana: Al final de la novela se adueña de los bienes de doña Paca. Es la mujer de Antonio. Es una mujer entendida en el tema del gobierno. No sabía leer, ni escribir, pero sabía mandar y engañar a la gente.
Romualdo: Es un sacerdote que aparece al final de la historia. Benina se lo inventó para ocultar a doña Paca que pedía limosna, haciéndola creer que estaba trabajando en la cocina de este sacerdote. Romualdo resultó ser un personaje verdadero y es el que le trae la herencia a doña Paca. Es simplemente un sacerdote que cumple su tarea e interviene muy poco en la obra.
Carlos Moreno Trujillo: Es rico e intenta ayudar a Benina y a doña Paca. Siempre determina sus actos por pequeños que sean. Es un hombre muy ordenado que lleva las cuentas de su dinero.

FRAGMENTO A COMENTAR: MISERICORDIA

La mujer de negro vestida, más que vieja, envejecida prematuramente, era, además de nueva, temporera, porque acudía a la mendicidad por espacios de tiempo más o menos largos, y a lo mejor desaparecía, sin duda por encontrar un buen acomodo o almas caritativas que la socorrieran. Respondía al nombre de la señá Benina (de lo que se infiere que Benigna se llamaba), y era la más callada y humilde de la comunidad, si así puede decirse; bien criada, modosa y con todas las trazas de perfecta sumisión a la divina voluntad [...] Con todas y con todos hablaba el mismo lenguaje afable y comedido; trataba con miramiento a la Casiana, con respeto al cojo, y únicamente se permitía trato confianzudo, aunque sin salirse de los términos de la decencia, con el ciego Almudena, del cual, por el pronto, no diré más sino que es árabe, del Sus, tres días de jornada más allá de Marreakesh. Fijarse bien.

Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena educación, y su rostro moreno no carecía de cierta gracia interesante que, manoseada ya por la vejez, era una gracia borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura conservaba. Sus ojos, grandes y oscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen la edad y los fríos matinales. Su nariz destilaba menos que las de sus compañeras de oficio, y sus dedos, rugosos y de abultadas coyunturas, no terminaban en uñas de cernícalo. Eran sus manos como de lavandera y aún conservaba hábitos de adeo. Usaba una venda negra bien ceñida en la frente; sobre ella, pañuelo negro, y negros el manto y el vestido, algo mejor apañaditos que los de las otras ancianas. Con este pergenio y la expresión sentimental y dulce de su rostro, todavía bien compuesto de líneas, parecía una santa Rita de Casia que andaba por el mundo en penitencia. Faltábanle sólo el crucifijo y la llaga en la frente, si bien podía creerse que hacía las veces de esta el lobanillo del tamaño de un garbanzo, redondo, cárdeno, situado como a media pulgada más arriba del entrecejo.

1. Resumen
2. Tema
3. Localización: autor, obra, género, movimiento
4. Características del movimiento al que pertenece


miércoles, 12 de febrero de 2020

Comentario: novela realista.

FRAGMENTO DE LA OBRA FORTUNATA Y JACINTA

Benito Pérez Galdós

Corrala madrileña en 1976 (la descrita aquí por Galdós podría ser similar, sin las antenas en los tejados).

***
Jacinta, guiada por Guillermina, acude a una barriada pobre en busca del hijo ilegítimo de su esposo.


«Aquí es» dijo Guillermina, después de andar un trecho por la calle del Bastero y de doblar una esquina. No tardaron en encontrarse dentro de un patio cuadrilongo. Jacinta miró hacia arriba y vio dos filas de corredores con antepechos de fábrica y pilastrones de madera pintada de ocre, mucha ropa tendida, mucho refajo amarillo, mucha zalea puesta a secar, y oyó un zumbido como de enjambre. En el patio, que era casi todo de tierra, empedrado sólo a trechos, había chiquillos de ambos sexos y de diferentes edades. Una zagalona tenía en la cabeza toquilla roja con agujeros, o con orificios, como diría Aparisi; otra, toquilla blanca, y otra estaba con las greñas al aire. Esta llevaba zapatillas de orillo, y aquella botitas finas de caña blanca, pero ajadas ya y con el tacón torcido. Los chicos eran de diversos tipos. Estaba el que va para la escuela con su cartera de estudio, y el pillete descalzo que no hace más que vagar. Por el vestido se diferenciaban poco, y menos aún por el lenguaje, que era duro y con inflexiones dejosas. 

«Chicooo… mia este… Que te rompo la cara… ¿sabeees…?». 

–¿Ves esa farolona? –dijo Guillermina a su amiga–, es una de las hijas de Ido… Esa, esa que está dando brincos como un saltamontes… ¡Eh!, chiquilla… No oyen… venid acá. 

Todos los chicos, varones y hembras, se pusieron a mirar a las dos señoras, y callaban entre burlones y respetuosos, sin atreverse a acercarse. Las que se acercaban paso a paso eran seis u ocho palomas pardas, con reflejos irisados en el cuello; lindísimas, gordas. Venían muy confiadas meneando el cuerpo como las chulas, picoteando en el suelo lo que encontraban, y eran tan mansas, que llegaron sin asustarse hasta muy cerca de las señoras. De pronto levantaron el vuelo y se plantaron en el tejado. En algunas puertas había mujeres que sacaban esteras a que se orearan, y sillas y mesas. Por otras salía como una humareda: era el polvo del barrido. Había vecinas que se estaban peinando las trenzas negras y aceitosas, o las guedejas rubias, y tenían todo aquel matorral echado sobre la cara como un velo. Otras salían arrastrando zapatos en chancleta por aquellos empedrados de Dios, y al ver a las forasteras corrían a sus guaridas a llamar a otras vecinas, y la noticia cundía, y aparecían por las enrejadas ventanas cabezas peinadas o a medio peinar. 

«¡Eh!, chiquillos, venid acá» repitió Guillermina; y se fueron acercando escalonados por secciones, como cuando se va a dar un ataque. Algunos, más resueltos, las manos a la espalda, miraron a las dos damas del modo más insolente. Pero uno de ellos, que sin duda tenía instintos de caballero, se quitó de la cabeza un andrajo que hacía el papel de gorra y les preguntó que a quién buscaban. 

Parte primera, IX.



PREGUNTAS: 

1. Contextualización: autor, obra, género, movimiento (siglo)
2. Resumen
3. Tema
4. Características del movimiento al que pertenece dicho fragmento

Benito Pérez Galdós: novela realista









martes, 11 de febrero de 2020

Comentario: Miau, Galdós

A continuación, se os presenta un fragmento de la obra titulada, Miau, del autor Benito Pérez Galdós. 
Debéis leerla y contestar a las siguientes preguntas:

1. Resumen
2. Tema
3. Señala sus rasgos realistas
4. Indica el tipo de narrador
5. ¿Cómo se llama el discurso que mantiene consigo mismo el personaje?
6. ¿Hay intención crítica en el texto? 

En esto estaba cuando sintió que su abuelo salía del despacho. Se le había apagado la luz por falta de petróleo, y aunque no escribía, la oscuridad le lanzó de su guarida hacia el comedor. En este y en el pasillo se paseó un rato el infeliz hombre, excitadísimo, hablando solo y dando algunos tropezones. [...]

Villaamil decía: «Esto ya es demasiado, Señor Todopoderoso. ¿Qué he hecho yo para que me trates así? ¿Por qué no me colocan? ¿Por qué me abandonan hasta los amigos en quienes más confiaba?». Tan pronto se abatía el ánimo del cesante sin ventura, como se inflamaba, suponiéndose perseguido por ocultos enemigos que le habían jurado rencor eterno. «¿Quién será, pero quién será el danzante que me hace la guerra? Algún ingrato, quizá, que me debe su carrera». Para mayor desconsuelo, se le representaba entonces toda su vida administrativa, carrera lenta y honrosa en la Península y Ultramar, desde que entró a servir allá por el año 41 y cuando tenía veinticuatro de edad (siendo Ministro de Hacienda el Sr. Surrá). [...]


Le faltaban dos para jubilarse con los cuatro quintos del sueldo regulador, que era el de su destino más alto, Jefe de Administración de tercera. «¡Qué mundo este! ¡Cuánta injusticia! ¡Y luego no quieren que haya revoluciones…! No pido más que los dos meses, para jubilarme con los cuatro quintos, sí, señor…». En lo más vivo de su soliloquio, vaciló y fue a chocar contra la puerta.






Narrativa realista y naturalista. El Realismo en España








miércoles, 5 de febrero de 2020

Comentario: Rima LII Bécquer

Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme por piedad a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!

Preguntas:

1. Contextualización del poema y autor
2. Resumen
3. Tema
4. Organización (estructura)
5. Métrica

lunes, 3 de febrero de 2020

Comentario: Volverán las oscuras golondrinas

A continuación, vamos a analizar un rima de Bécquer, en concreto, la rima LIII: 

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
nadie así te amará.



1. Contextualización del poema y del autor
2. Tema
3. Organización de ideas
4. Métrica

COMENTARIO RESUELTO:

1. Contextualización del poema y del autor:

El poema que vamos a analizar, pertenece al género lírico, el cual se caracteriza por ser textos generalmente breves y escritos en verso que sirven para que el yo poético (el autor) exprese sus sentimientos.

Es la rima número LIII, compuesta por el poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer en la segunda mitad del siglo XIX, y pertenece al volumen de Rimas, obra muy conocida de dicho autor. [cuando habléis de la rima, podéis hablar de su obra en general]

A partir de la presentación de la rima, debéis señalar tanto características de la época, como datos del autor... 
Os dejo a continuación, datos que os pueden servir:

Biografía de Bécquer:
  • Nace en Sevilla el 1836
  • Siendo niño se quedó huérfano de padre y más tarde de madre
  • Estudió pintura pero encontró su vocación en la literatura
  • A los 18 años se traslada a Madrid para triunfar
  • Enfermo conoció a Julia Espín que fue la inspiradora de sus rimas
  • Murió pobre y enfermo a los 34 años
Periodo al que pertenece:
  • Pertenece al romanticismo tardío (posromanticismo español)
  • Su poesía tiene un tono más intimista y subjetivo
  • Expresa sus sentimientos utilizando muchos símbolos
  • También señala en los poemas sus frustraciones y anhelos

2. Tema: 
  • Trata sobre una mujer que lo abandona
  • Expresión de su dolor por el abandono/desamor a través de la naturaleza

3. Organización: 

El poema se divide en tres partes:
  1. la primera parte corresponde a las dos primeras estrofas en las que nos hace alusión a las golondrinas que volverán cada año, pero que no serán las mismas que venían cuando los dos estaban juntos
  2. en la segunda parte, nos menciona al igual que hizo con las golondrinas, a las madreselvas que volverán cada año a su jardín, pero no serán las mismas que ellos contemplaban
  3. por último, en la tercera parte, el yo poético le dice que seguramente volverá a enamorarse y sentir el amor, pero que nunca la querrán tanto como él la ha querido
4. Métrica: 

El poema está escrito en versos endecasílabos en los tres primeros versos, que se combinan con heptasílabos en el último verso de cada estrofa. 

Debido a esto, es un poema en el que se alteran tanto arte mayor y menor. No hay una rima perfecta, pero podemos observar rima consonante en los últimos versos de las estrofas.  

Bécquer, al igual que el resto de poetas del siglo, utilizan las figuras retóricas para expresar sus sentimientos, y en este caso, vemos las siguientes:
  • Anáfora: "volverán..."; "pero aquellas.../pero"; "esas...¡no volverán"
  • Hipérbaton: se observa en muchos versos del poema pero por ejemplo, en el verso 1-2, o 6
  • Prosopopeya: "tu corazón de su profundo sueño, tal vez despertará"
  • Epítetos: veros 1: "volverán las oscuras golondrinas"
  • Comparación: se utilizan expresiones como "como" o "igual que, por ejemplo, "y caer como lágrimas del día"






El posromanticismo